Saturday, February 28, 2009

Dos cuentos (de la vida real) de Petán Trujillo, para que vean cómo eran las...



 
 

Sent to you by FRANCISCO via Google Reader:

 
 

via cristalycolores.com by José Francisco Arias on 2/28/09


Es sólo para que se tenga una idea de cómo funcionaban las cosas en La Voz Dominicana (hoy CERTV) en los tiempos de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina, cuando la estación tenía como fundador-tesorero al hermano del tirano, generalJose´Arismendy Trujillo (Petán), durante los decenios de 1940 y 1950. Estas historias aparecen en el libro "Petán Trujillo, La Voz Dominicana, Su Historia", escrito por Luis Eduardo Lora Medrano, quien laboró para La Voz Dominicana en diferentes departamentos mientras Petán fue ley, batuta y constitución. Veamos...

Los saludos al General (Cuento I)


En una soleada tarde de mediado de junio, el Fundador estaba tomando el fresco en la galería de su casa de la entonces calle Ciudad Miami esquina San Martín, vestido como siempre de uniforme militar verde olivo, con sus lentes oscuros y su inseparable fusta, señal evidente de su casi siempre mal humorado carácter.

Uno de los músicos integrantes de la súper-orquesta San José, la preferida del General, cruzó la avenida San Martín, para dirigirse al Palacio Radio Televisor La Voz Dominicana, pero cometió un gravísimo error, el de seguir la acera, contigua a la casa del "Mecenas", justo por donde estaba él. Al pasar, creyendo que cumplía con la más elemental regla de la cortesía dijo:

--"Buenas tardes General, ¿cómo está usted".

El General al escucharlo, se irguió amenazadoramente, le miró fijo de arriba hacia abajo y con voz tonante le respondió:

--"¿Qué le importa a usted carajo cómo estoy yo?, fresco, acaso somos iguales, sinvergüenzo, siga su camino, usted no tiene que saludarme a mi, charlatán, ¡oh, oh, qué fresco!".

Varios días después de ese raro indicente, el mismo músico, Angel Vásquez, que era este su nombre, iba a cruzar la Av. San Martín para llegar a La Voz Dominicana, por la misma acera cercana a la casa del Fundador, pero recordó el incidente del saludo y prefirió pasar por la acera de enfrente, la contigua al teatro al aire libre, porque el General estaba parado en la galería, en su lado favorito y cuando le vio pasar con la cabeza baja, lo llamó:

--"Mire, vanga acá, ¿por qué no me saluda, fresco, usted se cree que es el dueño de ésto, sinvergüenzo, siga ahí, que lo voy a cancelar inmediatamente, yo no puedo tener ahí a mis enemigos...".
--"Pero General...", quiso explicar el pobre Angel Vásquez, pero el Fundador le cortó furioso: --"...Cállese, no tiene razón, la próxima vez que me pase por ahí sin saludarme, lo voy a cancelar, retírese inmediatamente, fresco, ¡oh, oh, mírenlo, qué se cree que es...!".

Así eran las cosas en La Voz Dominicana de ayer.
Palo si saludaba y palo si no saludaba.

El General y el ascensor (Cuento II)


Una vez, el Fundador entró al ascensor, para subir a su oficina en la tercera planta del Palacio Radio Televisor La Voz Dominicana y dentro estaba un músico de la empresa y como es natgural se quedó dentro para ir a la segunda planta, pues iba al estudio de grabaciones.

Al verlo, el General le dijo:

--"¿Y quién es usted para meterse aquí conmigo?" --"Yo, señor..." --"Cállese, no tiene que decir nada, yo soy el dueño de ésto y usted no tiene que meterse aquí conmigo, la próxima vez lo cancelo inmediatamente, hum, hum, ¿qué se ha creído?, bandido, singergüenzo".

Y en eso, el ascensor se detuvo en la tercera planta y al salir el General miró de arriba abajo al pobre músico que estaba lívido de miedo.

Y psasaron los días y una tarde cualquiera en que el músico en cuestión, esperaba el ascensor en la primera planta para subir al segundo, llegó el General y se paró a su lado par atmbién subir al ascensor para ir a su despacho; el ascensor descendió y abrió su puerta y el General entró en el y el músico se quedó plantado en la puerta petrificado y el General, lo miró con extrañeza y le dijo:

--"¿Por qué no sube, usted se cree que es el dueño de esto? No quiere viajar conmigo, ¿qué le pasa? ¡Oh, oh! ¿qué se ha creído, carajo?". --"General, es que el otro día, usted me reprendió porq entrar con usted al ascensor...". --"Cállese, no tiene que decir nada y suba para cumplir con su trabajo o lo concaelo inmediatamente".

El pobre músico, no dijo más y entró al ascensor junto al General y éste mismo ordenó al ascensorista detenerse en la segunda platna para que dejara ahí al infelñiz violinista; así eran las cosas en La Voz Dominicana



 
 

Things you can do from here:

 
 

No comments: